(11 de Octubre, 2024) En los tranquilos pasillos de la prestigiosa Catedral de Bombay y de la Escuela John Connan, el joven Ratan Tata se abría paso por las complejidades de una vida marcada por el privilegio y las grandes expectativas. Nacido en una de las familias de empresarios más famosas de la India (su padre, Naval Tata, y su madre, Sooni Tata), Ratan estaba destinado a heredar un vasto legado. Sin embargo, su vida personal estuvo marcada por desafíos, incluida la separación de sus padres cuando tenía apenas diez años. Criado por su abuela, Navajbai Tata, Ratan absorbió desde muy joven lecciones de dignidad, gracia y resiliencia. “Tuve una infancia feliz, pero cuando mi hermano y yo nos hicimos mayores, nos enfrentaron a bastantes novatadas por el divorcio de nuestros padres”, reflexionó una vez Ratan. “Pero mi abuela nos enseñó a mantener la dignidad a toda costa”. Estos valores, que le inculcaron a una edad temprana, definirían su liderazgo cuando ascendió a la cabeza de Tata Sons, uno de los conglomerados más poderosos de la India.
El jueves, Ratan Tata, el industrial y filántropo, dio su último suspiro a la edad de 86 años, dejando atrás un legado que las generaciones recordarán. No solo creó empresas, sino que también elevó comunidades, enriqueciendo así las vidas de quienes se vieron afectados por su trabajo. Una vez dijo:
“Me gustaría que me recordaran como una persona que marcó una diferencia. Ni más ni menos. Una persona que fue capaz de generar un cambio, que es capaz de ser responsable de algún cambio en la forma en que vemos las cosas”.
Shri Ratan Tata Ji fue un líder empresarial visionario, un alma compasiva y un ser humano extraordinario. Lideró de manera estable una de las empresas más antiguas y prestigiosas de la India. Al mismo tiempo, su contribución trascendió las salas de juntas. Se ganó el cariño de la gente… imagen.twitter.com/p5NPcpBbBD
- Narendra Modi (@narendramodi) 9 de Octubre, 2024
Una infancia marcada por la resiliencia y la gracia
Ratan creció con su abuela después del divorcio de sus padres y encontró en ella el pilar perfecto de apoyo. Después de completar sus estudios en la Bombay Scottish School, Shimla y la Riverdale Country School de Nueva York, quería ser arquitecto, pero su padre, Naval Tata, quería que su hijo estudiara ingeniería. “Yo quería aprender a tocar el violín, pero mi padre insistía en que estudiara piano. Yo quería ir a la universidad en Estados Unidos, pero él insistía en que fuera al Reino Unido. Yo quería ser arquitecto, pero él insistía en que fuera ingeniero. Si no fuera por mi abuela, no habría acabado en la Universidad de Cornell en Estados Unidos”, dijo. Con el apoyo de su abuela, Ratan pudo volver a la carrera que había elegido, la arquitectura, una decisión que le dio la independencia para forjar su propio camino.
Después de graduarse, Tata trabajó brevemente en Los Ángeles en una firma de arquitectos, donde consideró establecerse. Incluso estuvo cerca de casarse. “Volví a visitar a mi abuela, que no se encontraba bien, y pensé que la persona con la que quería casarme vendría conmigo. Pero la relación se vino abajo”, compartió. Este desamor personal marcó el final de su estancia en Estados Unidos y lo llevó de regreso a la India.
Ratan Tata
Regreso a la India: familia, obligaciones y dificultades en los primeros años de carrera
Cuando Ratan Tata regresó a la India en 1961, comenzó su carrera en el negocio familiar, trabajando en los talleres de Tata Steel en Jamshedpur. “Me parecía inútil. Pasé seis meses intentando parecer útil”, recuerda Tata sobre sus primeros años en la empresa. A pesar de estas frustraciones iniciales, su tiempo en Tata Steel le proporcionó experiencia práctica, que le sería muy útil más adelante en su carrera. Su estancia en Jamshedpur durante seis años se convirtió en un período decisivo. Aunque sus ambiciones arquitectónicas siguieron siendo un pasatiempo, estaba claro que Ratan Tata había comenzado a encontrar su vocación en el negocio familiar.
El punto de inflexión llegó en 1991, cuando JRD Tata renunció a la presidencia de Tata Sons y le pasó el testigo a Ratan. Esta decisión fue recibida con duras críticas, ya que había varios contendientes para el puesto principal. “Hubo algunas críticas crueles”, admitiría más tarde Ratan. El escrutinio fue intenso, y muchos acusaron a JRD Tata de nepotismo y dudaron de las habilidades de Ratan Tata. Pero en lugar de contraatacar públicamente, Tata eligió el silencio, una respuesta que decía mucho sobre los valores que le inculcó su abuela. “No me defendí de las críticas. JRD tenía que hacerlo, pero no lo hizo”.
Expansión global y adquisiciones audaces
Cuando Ratan Tata tomó las riendas de Tata Sons, el conglomerado ya era una fuerza nacional, pero bajo su liderazgo, se expandió hasta convertirse en un gigante global. Hoy, Tata Group opera en más de 100 países, con empresas clave como Tata Motors, Tata Consultancy Services (TCS), Tata Steel y Tata Power. Bajo su dirección, Tata Motors adquirió Jaguar Land Rover, TCS se convirtió en líder en el mercado global de servicios de TI y Tata Steel fortaleció su posición en la industria siderúrgica global con la adquisición de Corus.
Ratán Tata con JRD Tata
Bajo su liderazgo, el Grupo Tata experimentó una expansión global sin precedentes. Ratan Tata estuvo al mando durante las adquisiciones de importantes marcas internacionales como Tetley, Jaguar Land Rover y Corus, transformando a Tata de un conglomerado indio a un actor global. Sin embargo, a pesar de sus monumentales logros en los negocios, su mayor legado podría ser su dedicación a la construcción de comunidades. Ya fuera a través de la ayuda a los trabajadores de Jamshedpur o creando el coche más barato del mundo, el Tata Nano, para la familia india común, la visión de Tata siempre fue más allá de las ganancias. “Vi familias de cuatro personas viajando en scooters, expuestas a la lluvia, y quise hacer algo al respecto”, dijo. Aunque el Nano no logró el éxito comercial que Tata había esperado, siguió siendo un símbolo de su compromiso con la innovación y la mejora de las vidas de los indios comunes. “Me gustaría que me recordaran como una persona que marcó la diferencia”, dijo una vez a un entrevistador. “Nada más, nada menos”.
Ratan Tata estaba deseoso de continuar con el legado de su bisabuelo Jamestji Tata, cuya familia llegó de Persia para establecerse en la India hace muchas décadas. Jamsetji Tata sentó las bases de lo que se convertiría en uno de los imperios comerciales más influyentes de la India. El Grupo Tata, que comenzó con una fábrica textil en el siglo XIX, pronto se expandió hacia el acero, la energía, la hospitalidad y más, con un fuerte compromiso con la construcción de la nación y la filantropía. Con el paso de las décadas, el legado de Tata se convirtió en sinónimo de progreso industrial y responsabilidad social, lo que refleja su visión de mejorar las comunidades junto con el éxito comercial. Y Ratan Tata quería continuar con la tradición. Durante el mandato de Ratan Tata al mando, los ingresos del Grupo Tata crecieron de aproximadamente 19 millones de rupias a 18,000 lakh millones de rupias (de 5.5 millones de dólares a 6 millones de dólares).
La filantropía y la búsqueda del bien social
El enfoque de liderazgo de Ratan Tata se definía por una toma de decisiones audaz y un profundo sentido de la responsabilidad. “No creo en tomar decisiones correctas. Tomo decisiones y luego las hago bien”, dijo, reflejando su disposición a aceptar riesgos. Sus adquisiciones de marcas globales como Jaguar Land Rover y Tetley, junto con sus inversiones en tecnología de vanguardia y energía sostenible, demostraron su liderazgo visionario. Sin embargo, el enfoque de Tata nunca se centró únicamente en las ganancias. “El poder y la riqueza no son dos de mis principales intereses”, dijo una vez. Su estilo de liderazgo se basaba en la empatía y la amabilidad, y creía en fomentar el talento dentro de sus organizaciones. “Los mejores líderes son aquellos que están más interesados en rodearse de asistentes y asociados más inteligentes que ellos”, creía, un principio que lo ayudó a construir un equipo sólido en Tata Sons.
En 2008, tras los devastadores atentados terroristas del 26 de noviembre en Bombay, Tata supervisó personalmente la reconstrucción del emblemático hotel Taj Mahal Palace, propiedad del grupo. Su compromiso se extendió más allá de los ladrillos y el cemento: se aseguró de que todos los empleados afectados por la tragedia recibieran la atención que necesitaban. Este espíritu de empatía y responsabilidad fue la base de su estilo de liderazgo.
Incluso después de su jubilación, Ratan Tata siguió dejando su huella, en particular a través de su trabajo con Tata Trusts, donde su enfoque se centró en el desarrollo rural, la atención médica asequible y el tratamiento del cáncer. A pesar de alejarse de las operaciones diarias de Tata Sons, su deseo de marcar una diferencia nunca disminuyó. "Cuando me pides que te dé un consejo", dijo una vez,
“Siento que el 'consejo correcto' cambia con el tiempo, pero lo único que permanece invariable es el deseo de hacer lo correcto”.
La labor filantrópica de Ratan Tata, que en gran parte se lleva a cabo de forma discreta a través de los fideicomisos Tata, ha tenido un profundo impacto en millones de vidas. Los fideicomisos, que controlan gran parte del Grupo Tata, han participado en la financiación de iniciativas de educación, atención sanitaria y desarrollo rural en toda la India. “Me gustaría que me recordaran como una persona que marcó una diferencia”, dijo Tata sobre su legado. Sus contribuciones a causas sociales, en particular en el ámbito de la atención sanitaria y la educación, reflejan su firme convicción de que las empresas deberían tener un impacto más amplio y significativo en la sociedad.
En 2024, el Grupo Tata empleaba a más de 935,000 personas en todo el mundo y tenía unos ingresos superiores a 43,893 millones de rupias (5.3 millones de dólares). A pesar del tamaño y el éxito del grupo, Tata siempre creyó en la necesidad de equilibrar el crecimiento global con la responsabilidad social. Su visión para Tata no se centraba únicamente en las ganancias, sino en mejorar las vidas, tanto en la India como en todo el mundo.
Desde que enfrentó las complejidades de la dinámica familiar en su juventud hasta convertirse en una de las figuras más respetadas en el mundo empresarial mundial, su trayectoria estuvo marcada por la perseverancia, la integridad y un compromiso inquebrantable con su familia y las comunidades con las que interactuó. En sus propias palabras,
“Además de los valores y la ética, que he intentado respetar, el legado que me gustaría dejar es muy sencillo: siempre he defendido lo que considero correcto y he intentado ser lo más justo y equitativo posible”.
Hoy, mientras la India lamenta la pérdida de este gigante, el legado de Ratan Tata sin duda perdurará, no solo en las imponentes empresas que ayudó a construir, sino en las innumerables vidas que impactó con su bondad, visión e inquebrantable sentido del deber.
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