(R Jagannathan es director editorial de la revista Swarajya. Esta columna apareció por primera vez en Business Standard el 31 de agosto de 2021)
- La decisión de algunos gobiernos estatales de incentivar a las familias más pequeñas y penalizar a las más grandes ha sido ampliamente criticada por tener motivaciones políticas. Tal vez sea así. El hecho es que ningún país (o estado) del mundo carece de motivaciones políticas o económicas para controlar el tamaño de la población, ya sea que esta política esté influenciada por el control de la natalidad o la inmigración. Si desea inhibir la expansión de la población, solo hay una forma de hacerlo bien: el empoderamiento de las mujeres. Educar, capacitar y emplear a más mujeres en la fuerza laboral, y las tasas de crecimiento de la población comenzarán a caer. Si quiere hacer lo contrario, es decir, aumentar la población, nuevamente incentiva a las mujeres a tener más bebés dándoles tiempo y dinero para hacerlo. Existen buenas razones para reducir el crecimiento demográfico en algunas partes del mundo, especialmente en África, Asia occidental y el subcontinente indio. Malthus se equivocó al afirmar que el crecimiento de la población superará los recursos. Tenemos el problema opuesto: que los recursos se encontrarán haciendo un mayor daño al futuro de la tierra. Pero hay un problema mayor. El crecimiento ya no requiere grandes recursos laborales. No siempre se necesita una mayor población de jóvenes para impulsar el crecimiento...
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