El artículo apareció por primera vez en Emissary el 9 de abril de 2025.
Los caóticos primeros 100 días tras el regreso de Donald Trump a la presidencia estadounidense han conmocionado tanto a Estados Unidos como al mundo. A pesar del optimismo exterior de Nueva Delhi, la turbulencia se ha extendido también a las relaciones entre Estados Unidos y la India. Durante más de 25 años, los lazos entre ambos países se han fortalecido constantemente, con sucesivas administraciones estadounidenses —incluido el primer mandato de Trump— cortejando activamente a la India en medio de una creciente rivalidad estratégica con China.
Bajo la presidencia de Joe Biden, la alianza entre Estados Unidos y la India alcanzó un nuevo hito. Washington consideraba a Nueva Delhi un socio estratégico clave para contrarrestar a Pekín, ignorando a menudo el retroceso democrático interno de la India y su postura comercial proteccionista. La administración Biden se centró en forjar colaboraciones en alta tecnología, atraer empresas que diversificaban sus negocios fuera de China y apoyar el auge de la India como alternativa manufacturera para frenar su dominio. Estas iniciativas se alinearon estrechamente con las aspiraciones de la India de fortalecer su influencia global, a la vez que apoyaban los esfuerzos de Estados Unidos por mantener su liderazgo en el orden internacional.
Sin embargo, el regreso de Trump ha trastocado la trayectoria estratégica tradicional de Estados Unidos. Su administración ha mostrado un marcado desprecio por el orden mundial liberal, sumado a una agresiva búsqueda de ventajas territoriales, aranceles punitivos a socios comerciales y posturas de confrontación hacia varios aliados.
En medio de este panorama cambiante, India ha priorizado preservar el progreso alcanzado en las relaciones bilaterales. Mediante una diplomacia pública cuidadosamente gestionada, el primer ministro Narendra Modi y sus altos funcionarios se conectaron rápidamente con Trump en Washington, dando muestras de buena voluntad. Su objetivo era claro: presentar a India como un socio confiable y autosuficiente, en lugar de una carga; alguien que pudiera contribuir significativamente a la visión de Trump de "Hacer a Estados Unidos grande de nuevo". Modi llegó incluso a elogiar públicamente los esfuerzos de Trump por resolver el conflicto de Ucrania y ofreció un ingenioso respaldo al MAGA, sutilmente diseñado para servir a los intereses de India.
Estos cambios en la política estadounidense son significativos para la India. Las acciones de Trump han revelado una menor consideración por el papel de la India en la estrategia de Washington hacia China. Si bien las futuras medidas de su administración siguen siendo inciertas, la prioridad actual de Trump es abordar los desequilibrios comerciales con Estados Unidos, lo que coloca a la India en la mira, sobre todo dada la imposición de elevados aranceles, que actualmente alcanzan el 26 %.
En respuesta, los funcionarios indios están siguiendo dos estrategias principales: negociar un pacto comercial temporal destinado a aliviar estas presiones arancelarias y señalar su disposición a modificar la polémica legislación de responsabilidad nuclear de la India para facilitar el ingreso de tecnología nuclear y exportaciones estadounidenses al mercado indio…
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