La entrada principal del Penn State Health Holy Spirit Medical Center ahora lleva el nombre de los residentes de Harrisburg, Hersha y Hasu Shah, dos destacados donantes de Penn State que han hecho importantes contribuciones al hospital. En reconocimiento a su extraordinaria contribución al fondo del hospital, la entrada principal del hospital pasó a llamarse Entrada principal Hersha H. y Hasu P. Shah.
Los Shah también han establecido la beca Hersha H. y Hasu P. Shah para mujeres en la Escuela de Administración de Empresas de la Universidad Estatal de Pensilvania. Aparte de estas contribuciones caritativas a Penn State, los filántropos han estado involucrados durante mucho tiempo en la comunidad, donando generosamente a varias causas.
Hersha y Hasu Shah junto con sus hijos Jay y Neil Shah y los funcionarios del Penn State Health Holy Spirit Medical Center
A los hoteleros Hasu y Hersha siempre les ha apasionado servir a los demás desde que se mudaron a los EE. UU. Antes de tener suficiente dinero para donar, dedicaron su tiempo al esfuerzo de retribuir. En 2010, recibieron el Premio Nacional United Way Tocqueville Society, el mayor reconocimiento de la organización por los esfuerzos humanitarios en todo Estados Unidos. Los Shah también han apoyado los esfuerzos humanitarios en la India, donde nacieron. Han financiado un millón de cirugías de cataratas, además de realizar donaciones extraordinarias durante calamidades naturales.
De la India a los EE.UU.
En 1964, Hasu P. Shah llegó a los EE. UU. procedente de la India para perseguir su sueño de obtener un título en ingeniería química. Entonces tenía apenas 19 años. Como todavía estaba aprendiendo inglés como segundo idioma, encontró muchos desafíos tanto en los Estados Unidos en general como en la universidad, principalmente con complicados cursos de ingeniería. El padre de Hasu había financiado su matrícula universitaria durante el primer año. El resto de la matrícula educativa la pagó el propio Hasu, ya que aceptó varios trabajos a tiempo parcial. Durante las vacaciones, trabajó en dos trabajos de tiempo completo. Era un estudiante tan brillante que obtuvo su título de ingeniería química en sólo tres años.
Hasu P. Shah se graduó con una licenciatura en ingeniería química en 1967 en la Universidad Técnica de Tennessee. Después de graduarse, obtuvo un puesto de ingeniero ambiental en la Commonwealth de Pensilvania. En ese momento, la ingeniería ambiental era un nuevo campo de estudio y todavía no había ingenieros ambientales en la práctica. Hasu fue ascendido en este puesto cada pocos años a pesar de no ser un veterano en este campo.
Hersha y Hasu Shah con el Premio de la Sociedad Nacional Tocqueville
El viaje del emprendimiento y la filantropía
En 1984, Hasu había ahorrado el dinero suficiente para comprar un hotel de 125 habitaciones en Harrisburg, Pensilvania. Hasu dedicaba todo su tiempo libre, cuando no trabajaba como ingeniero, a arreglar la propiedad del hotel. Su esposa, Hersha, se ocupaba del funcionamiento diario del hotel.
Este fue el comienzo de la carrera de Hasu P. Shah en la industria hotelera. Llamó a la empresa el nombre de su esposa Hersha. En 15 años, la empresa cotizó como empresa pública en la Bolsa de Valores de Estados Unidos (AMEX). La pareja hizo crecer su negocio hotelero hasta convertirlo en una cadena de más de 100 hoteles en todo Estados Unidos bajo la marca Hersha Hotels and Resorts. Posteriormente establecieron otras empresas comerciales bajo el grupo Hersha.
Aparte de los negocios, la verdadera pasión de los Shah es la filantropía. Mantuvieron su compromiso de retribuir a las comunidades locales, nacionales y globales.
A raíz del terremoto de Maharashtra en 1994, los Shah no sólo brindaron asistencia financiera sino que también pasaron personalmente dos semanas ofreciendo su tiempo como voluntarios en Latur. Volvieron a donar tiempo y dinero tras el terremoto de 2001 en el norte de Gujarat y el tsunami de 2006 en el sur de la India. Los Shah no sólo recaudaron fondos para construir y reconstruir viviendas para las personas sin hogar, sino que también visitaron las zonas para ofrecer sus servicios como voluntarios.
Su dedicación a la filantropía y el servicio comunitario, tanto a nivel local como global, continúa inspirando e impactando muchas vidas.
